Ahí fuera vuela un tifón de pájaros negros
tantos como veces lloré un poema.
Chocan con mi ventana
me recuerdan
que aprenderse es un agravio
y desvestir a alguien extrema violencia.
Vuelan mis aves
-Nunca quise que fueran mías-
se estrellan con la paradoja
de abrir las grietas de las máscaras
y esquivar los ojos abiertos