martes, 3 de enero de 2012

Jamás

Viene dado por “jamás”: este grito primario nacido del esternón, maquinal como el latido. A su paso rompe tamices y es inevitable y maloliente, un fruto inútil, oscilante y podrido, que se aferra al árbol en terca rebeldía.

Extenue ya de endoscopias magnéticas... de entes concretos, de turbas foráneas, de no saber que ocurre y obviar conocerlo. Tener el deber de pensar que, al arrancar algunas hebras rojas pero bien urdidas, debe vulnerarme la fe y esas presunciones…

Mejor no acercarse al radio de hedor, que emponzoña y enmohece la primavera.


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